Anoche vino Instructora de Sexo a casa. En realidad no era mi casa, pero eso es otro post. Tuvimos algunas experiencias poco felices con mi novia por lo que decidimos tomar a Toro por las astas. Sí, a veces, al miembro, le dice Toro; Toro viejo, Grande Toro, Viejo y peludo, nomás, el Toro y demás combinaciones. Ultimamente venían las expresiones del tipo Torito, ¿qué pasó?, Torito, ¿te fuíste? ¿Qué es ese puchero, Torito? ¡Arre, Torito, que no decaiga!
Y así.
Entonces, que anoche, día de los enamorados, vino Instructora. La vimos en un aviso del Clarín, rubro 69, poniendo que asesoraba sobre todo lo que debería hacer una pareja la noche que quiere flotar de placer. “Flotar de placer”. ¿Adónde me anoto? Decí que tengo a mano un cuadernito y entra en el bolsillo de cualquier pantalón, porque ahí mismo anoté, que si no, anoche hubiera sido otra historia.
Lo primero fue una charla informal. Digamos, presentación y demás. La recibimos con mucho entusiasmo y cordialidad evidencia de que éramos unos principiantes en esto de contratar servicios a través del rubro 69.
-Hola, como estás, ¿querés un café?- le dijo mi novia.
-Ay, no gracias, pero te acepto un jugo si tenés. Café me altera los nervios, no es bueno. O agua, natural.
Era hermosa. Alta, músculos firmes, apenas treinta y cortos y un aire traslúcido en su piel un poco erótico un poco pornográfico. El perfume lo adiviné patchuli. Nunca le pregunté, ni mi novia ni ella hubieran aceptado el atrevimiento. Aunque no sé, a veces peco de neurótico y dominado.
-Primero lo primero, chicos; nombres y experiencia previa.
Eso ya no me gustó. No por mí sino porque iba a enterarme con lujo de detalles (así lo requería el servicio de Instructora) de la experiencia sexual de mi novia. Algo que no me entuasiasmó para nada cuando llegó a la época de su ex novio; corazón que no ve, corazón que no siente es mi muletilla. Por suerte, no quedé tan mal parado, había cosas que yo no sabía pero al hablarlo con Instructora y no conmigo, dio algunos datos interesantes, se soltó sinceramente.
A mi turno, fui bastante escueto más que nada porque no supe usar las palabras correctas y porque me sentí muy incómodo; eran dos contra uno, no tenía un cómplice. Y por otro lado, la verdad; mi experiencia se resumía a trabajar para Torito y no para la pareja. Para ninguna pareja.
-Torito tiene los días contados- amenazó Instructora- No te preocupes, todo es cuestión de actitud y apertura mental, es cuestión de que tengas las ganas de aprender.
Después de hablar bastante entre los tres, fue para la pieza y se encerró con mi novia. Aparentemente hablaron y nada más, porque no pude escuchar nada. Apenas rocé la puerta con la oreja por curiosidad aunque no pude oír nada. Estuvieron 10 minutos solas. Y entré yo.
Me hizo unas señas, digamos. Me mostró unos dibujos que sacó de un bolsillo y, como estaba la cama en esa habitación, me mostró unas poses bastante complicadas.
-Torito no es tan hábil- aclaré- Pero es entusiasta- lo defendí.
-Bueno pero tampoco sabe todo. El sexo es de a dos, las cosas se prueban sin prioridades. En una relación sexual en la que uno tiene más prioridades que el otro, los días están contados.
Me sorprendió que la mayoría de las poses que más valor tenían para Instructora no incluían la penetración.
-Pero... ¿y a Toro cuando le doy de comer?
-Toro va a tener que aprender a co-protagonizar a partir de hoy. Tenés todo un cuerpo al servicio de tu mujer y por la salud de tu pareja, empezá a conocerlo y darle un espacio.
Es como decían en el curso de Yoga que hice hace 5 años; los hombres no saben cojer. No me acuerdo si fue una chica o una señora. Asistí una sola clase pero después de esa afirmación, el Yoga fue algo más que ejercicios de respiración.
-Además, tu novia me dijo que sos bastante precoz.
Instructora ya me estaba bardeando, con esa media sonrisita que me pareció insultiva. Le aclaré que mi vida era bastante complicada y el cansancio era parte de mi vida... y sí, soy precoz de nacimiento, aprendo muy rápido también y, como dice Miguel, me sacudo antes de terminar de mear; Precoz en el sentido militante de la palabra. Sin embargo, nunca había tenido una queja. Es cierto que mis relaciones no duraban más de 4 meses pero eso responde a otras cuestiones.
Y así.
Entonces, que anoche, día de los enamorados, vino Instructora. La vimos en un aviso del Clarín, rubro 69, poniendo que asesoraba sobre todo lo que debería hacer una pareja la noche que quiere flotar de placer. “Flotar de placer”. ¿Adónde me anoto? Decí que tengo a mano un cuadernito y entra en el bolsillo de cualquier pantalón, porque ahí mismo anoté, que si no, anoche hubiera sido otra historia.
Lo primero fue una charla informal. Digamos, presentación y demás. La recibimos con mucho entusiasmo y cordialidad evidencia de que éramos unos principiantes en esto de contratar servicios a través del rubro 69.
-Hola, como estás, ¿querés un café?- le dijo mi novia.
-Ay, no gracias, pero te acepto un jugo si tenés. Café me altera los nervios, no es bueno. O agua, natural.
Era hermosa. Alta, músculos firmes, apenas treinta y cortos y un aire traslúcido en su piel un poco erótico un poco pornográfico. El perfume lo adiviné patchuli. Nunca le pregunté, ni mi novia ni ella hubieran aceptado el atrevimiento. Aunque no sé, a veces peco de neurótico y dominado.
-Primero lo primero, chicos; nombres y experiencia previa.
Eso ya no me gustó. No por mí sino porque iba a enterarme con lujo de detalles (así lo requería el servicio de Instructora) de la experiencia sexual de mi novia. Algo que no me entuasiasmó para nada cuando llegó a la época de su ex novio; corazón que no ve, corazón que no siente es mi muletilla. Por suerte, no quedé tan mal parado, había cosas que yo no sabía pero al hablarlo con Instructora y no conmigo, dio algunos datos interesantes, se soltó sinceramente.
A mi turno, fui bastante escueto más que nada porque no supe usar las palabras correctas y porque me sentí muy incómodo; eran dos contra uno, no tenía un cómplice. Y por otro lado, la verdad; mi experiencia se resumía a trabajar para Torito y no para la pareja. Para ninguna pareja.
-Torito tiene los días contados- amenazó Instructora- No te preocupes, todo es cuestión de actitud y apertura mental, es cuestión de que tengas las ganas de aprender.
Después de hablar bastante entre los tres, fue para la pieza y se encerró con mi novia. Aparentemente hablaron y nada más, porque no pude escuchar nada. Apenas rocé la puerta con la oreja por curiosidad aunque no pude oír nada. Estuvieron 10 minutos solas. Y entré yo.
Me hizo unas señas, digamos. Me mostró unos dibujos que sacó de un bolsillo y, como estaba la cama en esa habitación, me mostró unas poses bastante complicadas.
-Torito no es tan hábil- aclaré- Pero es entusiasta- lo defendí.
-Bueno pero tampoco sabe todo. El sexo es de a dos, las cosas se prueban sin prioridades. En una relación sexual en la que uno tiene más prioridades que el otro, los días están contados.
Me sorprendió que la mayoría de las poses que más valor tenían para Instructora no incluían la penetración.
-Pero... ¿y a Toro cuando le doy de comer?
-Toro va a tener que aprender a co-protagonizar a partir de hoy. Tenés todo un cuerpo al servicio de tu mujer y por la salud de tu pareja, empezá a conocerlo y darle un espacio.
Es como decían en el curso de Yoga que hice hace 5 años; los hombres no saben cojer. No me acuerdo si fue una chica o una señora. Asistí una sola clase pero después de esa afirmación, el Yoga fue algo más que ejercicios de respiración.
-Además, tu novia me dijo que sos bastante precoz.
Instructora ya me estaba bardeando, con esa media sonrisita que me pareció insultiva. Le aclaré que mi vida era bastante complicada y el cansancio era parte de mi vida... y sí, soy precoz de nacimiento, aprendo muy rápido también y, como dice Miguel, me sacudo antes de terminar de mear; Precoz en el sentido militante de la palabra. Sin embargo, nunca había tenido una queja. Es cierto que mis relaciones no duraban más de 4 meses pero eso responde a otras cuestiones.
Instructora usó algunas discusiones que tuvimos con mi novia para hacerme entender ciertos puntos y lo logró... porque anoche... flotamos.
Eso sí, el arancel, es medio saladito: $80 por consulta a domicilio.
Mañana les sigo contando.
Mañana les sigo contando.
4 comentarios:
Mira, $80 por eso... me parece bastante bien...
Pasame el contacto... jeje
Funes:
No te conozco, y no se si es real o no, pero posta que me rei mucho! espero ansioso la segunda parte
Saludos
Ezequiel
www.unarazonparavivir.com.ar/blog
Te aplaudo, Funes!!!
Dato bizarro: la hermana de Luisa Kuliok dirige la primer "universidad del sexo" en la Argentina.
También anima despedidas de soltera.
Pero Funes, usted publica cualquier cosa en la red? Si yo fuera su novia esteria de todos colores escondiendome en una cueva!
Pero permitame un peque;o consejo, si no le molesta q alguien sin mucha eperiencia se meta en el asunto... Cuando se trata de hacer el amor, no hay mayor placer que dar placer a la persona amada. Tenga eso en mente y pase un buen momento.
Publicar un comentario