martes, noviembre 27, 2007

Quien regala qué

El domingo cumplí años.
Así que el sábado a la noche me armaron una fiesta en casa.
Y vinieron todos después de las doce.
Pero a las once y media cenaba solo en la*casalista*para*la*joda. Y mientras morfaba un asado para una persona de 20 points, leía el número 4 de Pisar el Césped. Un cuento de Marcelo Cohen.
Hasta que sonó el teléfono.
-Hola...
-...
-Hola...
-... / corte
Y yo pensaba pero qué mierda. Y seguí con mi lectura, cinco minutos más.
Hasta que sonó de vuelta el teléfono.
-Hola...
-...
-Hola...
-... / corte
Pero qué pelotudx, para qué llama si no habla.
Y así dos veces más. La misma situación. A la cuarta vez me sacó porque no podía comer, no podía leer, no podía concentrarme en pensar quién vendría a la joda, quién no traería regalos, quién no traería alcohol, quién no traería porro...
Y volvió a sonar, por quinta vez, el celular, llamada desde zona oeste, característica 0220.
Y sin decir agua va, antes de atender, agarré la revista Pisar el Césped, en cualquier página, murmurando a mí no me vas a cagar, pelotudx...
Y empecé a leer.
Un cuento que se llama Charrúa II de Alejandro Caravario.
A los gritos, en la casa vacía, mientras el asado se enfriaba, mientras sonaban tambores africanos en el equipo de audio, mientras los primeros borrachos venían a la fiesta del cumpleaños yo leía un cuento a una persona por mi celular.
Y leí 4 páginas.
Fueron 5 minutos 9 segundos de lectura, según el cronómetro de mi samsung 495.
Lo que me pareció más divertido fue que mientras leía veía que estaba llegando al final y que tendría que surgir una obligada charla porque no me había cortado. Una forma de levante interesante, me dijeron cuando lo conté.
-Llamás a una mina y le leés un cuento. Después le contás quién sos.
-Pero me llamaron a mí.
-Lo mismo da.
Entonces era leer en voz alta, interpretar suelto de cuerpo, deambulando por toda la casa, sin timidez, sin saber a quién le estoy leyendo y revisando, cada tanto, que no me corte.
Hasta que llegué al final del cuento. Me di cuenta porque decía
(continuará)
Y me quedé helado un micro segundo hasta que dije
-¡Charrúa II de Alejandro Caravario! Revista Pisar el Césped.
Y corté yo como haciendo la zeta del Zorro.
No volvió a llamar.

2 comentarios:

Vivian dijo...

Que raro que la única persona que te llame encima no te hable!
Vos que sos bueno le leíste un cuento. Yo me hubiera deprimido.


¿Cómo estuvo la fiesta?

Anónimo dijo...

Que buena historia Funes. Se ve que no le gustaba Cohen.